Marita Moyano

Andariega, amiguera, a Marita Moyano la define el plural. En el nosotros, en el grupo, en el todos flota su esencia. Parece raro: lejos de licuarse, su identidad adquiere en el conjunto nueva fuerza, mejor intensidad y, acaso, mayor voz. Marita siempre habla en plural, aún cuando tenga que presentar su primer disco solista, como ahora. Un disco que se llama "Agüita" y que presentará hoy a las 21.30 en el teatro Colón. Hasta este primer trabajo, que viene perfilando desde 2008 y grabó en Mar del Plata, tiene la impronta del grupo, de los amigos, de los compañeros de ruta.
De las trece canciones que contiene, doce pertenecen a compositores marplatenses. Desfilan autores como Juan Sardi (productor del disco), Sebastián Echarry, Luis Caro, Patricio Quinteros, Luis Reales, Marcelo Amorós, Astor Piazzolla y de ella, que se está animando cada vez más con la composición. Además, interviene Pocha Barros, la voz de Verónica Condomí y la música de Carlos Aguirre.
"El disco tiene canciones que hablan de la tierra", dispara la cantante de 36 años, la quinta hija de seis hermanos. "Una de las cosas que nos hace falta es arraigarnos a la tierra de verdad, para querer a la tierra no tenés que ir al norte, a Salta o a Jujuy, lo bueno es sentirse parte de la tierra en el lugar donde te toca vivir. Una manera de querer a la tierra es hacer arte". 
-¿Qué es lo que atraviesa a este disco?
-Grabé el disco con más de quince músicos, entonces cada uno aportó lo suyo con lo que sabe, con lo que quiere. Hay unas versiones de temas de Luis Reales y de Pato Quinteros que tienen un espíritu jazzero, tienen ese colorcito. Pero el género es popular, hay chacareras, zambas, coplas, chamamé. Hay canciones. Y lo atraviesa el folklore argentino y latinoamericano. De Luis Caro hacemos la "Zamacueca de los pobres", por ejemplo. Luis es uno de los referentes marplatenses más queridos. 
-¿Notás una poética marplatense, sea desde lo musical o desde las letras?
-Musicalmente el hilo conductor es amplio, nosotros somos una generación que escucha de todo, por más que yo haga folklore no puedo dejar de escuchar rock o jazz, o música brasileña, que me encanta. Y a la hora de escribir o de tocar un instrumento es como difícil que eso que sale no se mezcle con otras cosas. Y en cuanto a las letras, me parece que cada uno describe el momento que está viviendo, la experiencia que ha tenido, la canción de Sebastián Echarry lo escribió en una de sus giras al norte argentino, mi canción Agüita empezó una tarde lluviosa, "En vos en mí", que es otro tema mío, arrancó a la vuelta de la gira con Purazambo (el grupo que integra junto a Sardi y Mauricio Cordo). Las letras apuntan a diferentes sensaciones que cada uno ha tenido en relación a la tierra, en relación a la vida y a las experiencias. Me parece que cada uno tiene su estilo y eso me gusta también, porque tiene lo que es cada uno, lo que cada uno tiene para ofrecer.
Guitarreando en familia
Dice que aprendió a querer a la música a temprana edad y que tuvo, por suerte, maestras que lograron encaminar su sentir. "En la escuela no decía 'ahí viene la vieja de música', no, venía La Profe", recuerda Marita y se ríe, con una sonrisa que la ilumina. Sin embargo, a pesar de la técnica del canto y de su paso por el Conservatorio Luis Gianneo, es contundente: "La gente me enseñó a cantar", responde. "Tuve maestros que me enseñaron a cuidar la voz, pero si eso no va acompañado por la mística del canto no sirve para nada. A mí me encantan las guitarreadas, yo me crié ahí, guitarreando en familia, con amigos".
Y de nuevo aparece el grupo, la ronda. "Me encanta compartir con todos los músicos. Toqué con Luis Reales, con Pablo Olmedo, participé de un show de Milano Farenga, con Purazambo realizamos con los conciertos didácticos. Siento que crezco mucho cantando con otros músicos de diferentes estilos, me gusta, me divierte. En mi disco participaron músicos de la Orquesta Sinfónica Municipal, como Verónica Giné y Mario Romano, o de rock, como Lucas Rodríguez y Marcelo Amorós, que son de Locales Rock. Estamos todos mezcladitos, la pasamos bien y sin darnos cuenta estamos haciendo muchas cosas", cuenta esta mujer que viene de una familia "hermosa y trabajadora" y que conoce de cerca el sacrificio de su padre pescador. "Papá estaba un mes y medio en el mar, y ahí estaba mamá, con todos nosotros".
Así, con los genes marplatenses brincando en su cuerpo, Marita mira a su alrededor y es optimista. "Ultimamente los artistas marplatenses estamos despertando, hay una movida muy linda, eso habla del amor a la tierra, cuando uno se siente bien en un lugar empieza a conectarse con lo que quiere. Creo que Mar del Plata está madurando, los jóvenes ya no se van a ningún lado, ni siquiera a Buenos Aires, menos que menos a Europa, nos quedamos acá, haciendo cosas por el lugar que elegimos para vivir. Falta mucho, sí, falta que el público tenga ganas de descubrirnos, aunque nadie tiene obligación de ir a ver a los artistas", reflexiona y cuenta que sus espectáculos no son caros.
Marita no quiere que nadie se quede con las ganas de conocerla.